La Universidad en su propia jaula

Foto de la autora · Diseño por Irian Carballosa

Llegar a la Facultad donde tengo que hacer el ejercicio de oposición y cambio de modalidad de la carrera. No aparecer en el listado. Hablar con la recepcionista. Decirme que si no aparezco, no aparezco y punto. Esperar. Esperar a la vicedecana. Decirme que no entiende por qué si me tocaba hoy no aparezco en el listado. Decirle que yo menos que menos lo sé. Pedirme el carné. Tomarlo. Mirarme. Mirar el carné. Volverme a mirar. Preguntarme si la persona de la foto soy yo. Afirmar que sí, soy yo. Volverme a mirar. Volver a mirar a la persona del carné. Poner cara de haber entendido, ella. Poner cara con sonrisita por saber que ya ella había entendido, yo. Decirme espérame aquí, lo tuyo tengo que verlo con Rectorado. Volver a mirar el carné y mirarme a mí mientras se aleja. Quedarme sentada en el lobby pensando que desde 2013 hay una resolución que me permite cambiar al menos la foto del carné para ajustarla a mi imagen actual. Recordar también que no lo pienso hacer hasta que pueda cambiar otras cosas que también dice el carné y que no son ciertas, no me representan, cosas que no soy. O todo o nada. Mirar la incertidumbre de la vicedecana hablando con otros colegas, mientras me señala y muestra mi carné. Cruzar las piernas para ponerme cómoda y disfrutar ver al s(c)is-tema entrar en crisis por una foto, una imagen y un nombre subvertidos; ver al s(c)istema encerrado en su propia jaula. Disfrutar sí. Disfrutar ver cómo se enredan.