Héctor Rivero Martínez: «Me gustaría que muchas personas se encontraran en lo que digo»

Ilustración por Jose Angel Nazabal

No hay dudas de que su trabajo en Ediciones Vigía, una de las editoriales más antiguas de fabricación de libros artesanales, es un tributo a lo que fuera, junto con la escritura, su refugio durante mucho tiempo: la lectura. Para Héctor R. Rivero Martínez (Matanzas, 1990), poeta, diseñador y artesano, ambas fueron claves en su adolescencia. Confiesa que durante esta etapa estaba en plena aceptación de su sexualidad y no tenía con quién hablarlo. Al mismo tiempo, becado en un preuniversitario, no encontraba tampoco con quién compartir sus inquietudes artísticas. Se sentía muy solo.

“La lectura y la escritura me ayudaron a entenderme a mí mismo y a entender el mundo. Me hicieron sentir menos solo y fueron mis escudos, mientras lidiaba y resolvía mis conflictos”.

De su arduo trabajo en Ediciones Vigía explica que junto a diez personas participa en la confección a mano de los libros y en el diseño de algunos. De cada título se confeccionan doscientos ejemplares con todo tipo de material y diferentes técnicas: rasgados, iluminados, recortados, entre otras. Para él, pertenecer a esta editorial significa tener un centro de trabajo con características peculiares: “como estar en una casa, con sus muebles, espejos, plantas, gatos… Crear belleza desde lo rústico, lo desechable. Aprendizaje. Tener jazmines en el patio. Estar cerca de obras literarias y de autores. Crear. Tener vistas hermosas de la ciudad”. Héctor es además miembro de la Asociación Hermanos Saíz y Licenciado en Estudios Socioculturales. Poemas suyos han aparecido en publicaciones periódicas cubanas y en la antología: Poetas en Matanzas VII (Ediciones Matanzas, 2015).

Sus fuentes de inspiración son diversas. Prefiere escribir en total tranquilidad, a solas y a mano, ya sea en papel o en cuaderno. A veces acompaña con dibujos lo que escribe, que parten de sus experiencias propias y de personas cercanas, sobre la sexualidad, el amor, el desamor, la soledad. También sobre la naturaleza, la tecnología y temas sociales que lo sensibilizan.

“En mi obra hablo de cómo percibo, asumo y vivo lo que me rodea como individuo gay. A veces de forma explícita o implícita. Utilizo experiencias que pueden ser similares o distintas a las de otros”.

En el caso particular de estos poemas, aclara, “hay una carga erótica más fuerte” que hace referencia a su intimidad y su sexualidad. “Me gustaría que muchas personas se encontraran en lo que escribo, que la lectura de mis poemas les haga sentir menos solos”, dice con la alegría de quien ha encontrado textos y autores que le representan y han ayudado a paliar la soledad, el desamor, lo clandestino, y a veces descarnado, del amor y las relaciones entre hombres.


Ilustración por Jose Angel Nazabal

Hombres

Hombres que dijeron ser niños
mientras su sexo aguardaba crecido bajo la bragueta.
Hombres que te descubren solo en medio de la noche
y te devuelven al amanecer.

Hombres/ Edades confusas.
Que te rozan y te llevan envuelto en un milagro.
Que creen renovarte si te besan
y hablan de elementos celtas para echar a andar la magia de los labios.

Criaturas que juegan con el delicado
retozo de tu sensualidad
hasta ir secándote
lentamente
como el extraño animal que murió en el patio
y se convirtió en una mancha oscura,
que ya nada ni nadie puede separar del suelo
aunque lo raspe
con desesperación
hasta hacerlo pedazos.

Borrador

Puedo escribir en tus manos las palabras que borrará el jabón sin que las leas, sin que notes que dirigí la pluma sobre tu piel. Solo palabras que acechan y duermen sobre tu erizada superficie. El sol sobre ellas, la lluvia, la noche… Entonces tú eres un extraño, alguien que no entiende, pero no importa. Derramo mi magia: sobre tu brazo, antebrazo, dedos, espalda… y sigues siendo un desconocido; un desconocido que tal vez nunca sabrá.

En vísperas de nada

Son iguales los muchachos
que encuentro en todas partes:
Sus glorias mitificadas
y sus tristezas escondidas.

Son como todos los mancebos.
Repiten estereotipos,
una y otra vez.

La cara hacia un lado
el pene hacia el otro.

Cuando la voz celestial
de sus cabezas les dicta
repiten movimientos
maneras...

de caminar
vestir
actuar.

Cuidando sus pieles pienso
son los mismos
y cada vez
me quedo solo.

Puertas

A veces uno busca la puerta
para entrar en el cuerpo de otro hombre
y descubre que no encontrará más que silencios y vacíos.

Uno busca (a veces) en un hombre,
todo aquello de lo que depende
y todo aquello que no desmitifica.

A veces uno busca un hombre
que puede ser uno mismo;
encontrado irremediablemente
en los fragmentos de todos los hombres que amó
y descubre
todas las puertas
que fue cerrando a su paso.

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