El deber que las personas cristianas LGBTIQ+ tienen ante Dios

Como mujer lesbiana y cristiana, a la pastora Raquel Suárez de la Iglesia Bautista Ebenezer de Marianao le preocupa la fuerza con que el mensaje del fundamentalismo religioso se ha expandido por toda Cuba en estos meses de consulta popular sobre el proyecto de Constitución.

Durante su visita a uno de los cultos de ICM en La Habana, nos dio su opinión sobre el tema, las repercusiones que tendría para nuestro país el avance de esta corriente ultraconservadora y algunos consejos sobre lo que nos corresponde hacer como cristianos y cristianas LGBTIQ+ para frenarla.

En su criterio, hay que desmentir la idea de que todos los cristianos se oponen al matrimonio igualitario o que tienen una posición homogénea frente al tema de la diversidad sexual.

“Esta idea que han promovido los líderes fundamentalistas, desconoce la presencia de personas homosexuales dentro de las iglesias, aun cuando somos una realidad que no pueden negar”.

Para ella el discurso de algunos pastores de las grandes iglesias en contra del Artículo 68, constituye una manera de homogenizar al pueblo de Dios y le resta autenticidad a la fe de muchos cristianos solo porque no comparten la misma opinión o postura que las denominaciones más conservadoras.

“Esta realidad hiere la sensibilidad no solo de las personas homosexuales sino de todas las que son solidarias y tienen una posición a favor de la realización de los derechos de las personas LGBTI”.

Según la pastora, las declaraciones de los líderes fundamentalistas demuestran que su foco de atención no se centra solamente en este colectivo, sino que además rechazan cualquier avance en la reflexión de género y feminista.

“Sabemos que las iglesias conservadoras han llegado al extremo de impartir talleres y cursos sobre las relaciones de parejas a partir de esquemas machistas y sexistas, lo que significa un retroceso enorme y preocupante para nuestra sociedad”.

También considera que, afortunadamente, en la actualidad se ha visibilizado un debate que existía y venía creciendo desde hace muchos años en espacios como las Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia, el arte e incluso desde algunos sectores cristianos, donde se ha trabajado la educación en estas temáticas.

“Por ejemplo, el Consejo de Iglesias de Cuba tiene un programa de mujer y género que durante años ha coordinado espacios a lo largo y ancho del país, con la participación de muchas mujeres y hombres de diferentes iglesias, en los que trabajamos la articulación entre el discurso religioso y la teoría de género”.

Al decir de Raquel, no podemos olvidar que la religión se ha utilizado para oprimir a las mujeres a partir de la interpretación literalista de los textos bíblicos y muchos espacios religiosos han legitimado la discriminación de la mujer, por ejemplo negándoles el derecho a la ordenación como pastoras o excluyéndolas de los espacios de dirección.

A esta realidad histórica se suma que no solo en Cuba sino en todo el mundo existe un proceso de derechización del pensamiento y de retroceso en el contexto religioso en cuanto a los debates de género, la mirada feminista de la teología y por supuesto en cuanto a los derechos de las personas LGBTIQ+.

Agrega que hay que continuar trabajando entre sectores ecuménicos e instituciones como el CENESEX, con el que el que el Centro Dr. Martin Luther King Jr. produjo el folleto “Consentimiento” para sensibilizar a la población sobre el matrimonio igualitario.

“Tenemos que hacer acciones en nuestras iglesias locales o retomar esa labor en aquellas donde ya existe el acuerdo de trabajar estos temas, en las que no se cumple a cabalidad por temor a dividir la denominación o para respetar la opinión de quienes no están de acuerdo, lo que por otro lado también constituye una inconsecuencia con nosotros mismos”.

“No podemos ceder nuestros derechos y si hay un sector de la iglesia que se está expresando en contra de los derechos humanos de las personas que son homosexuales nosotros también tenemos el derecho, o más bien el deber, ante Dios y ante nuestro pueblo de expresar una opinión distinta”.

Para concluir asegura que no podemos permitir que en nombre de la libertad de expresión o de la libertad religiosa los grupos fundamentalistas vayan en contra de la humanidad, de la integridad y la dignidad de un sector de la sociedad, por lo que hay que enfrentar las manifestaciones de odio hacia los colectivos LGBTIQ+ con la misma energía con que antes defendimos los derechos de otros grupos discriminados como las personas negras y las mujeres.

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(Tomado del blog Somos ICM en Cuba)

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