Ilustración por Brady Izquierdo
La salida del clóset es el proceso que pasamos las personas LGBTIQ+ para aceptar nuestra propia sexualidad y/o identidad de género y expresarla abiertamente ante lxs demás, supone que vivimos una parte de nuestra vida escondiendo quiénes somos y luego sacamos a la luz nuestro verdadero ser.
El clóset es un lugar de exclusión diseñado por la sociedad para nosotres, está sustentado por todos los prejuicios que se han inventado para proteger el esquema cisheterosexual y mantenerlo como único, de modo que la diversidad y fluidez que nos caracteriza como seres humanos se entienda como algo negativo, enfermo, vergonzoso. Su función es mantenernos aisladxs y temerosxs, por eso salir del clóset por propia voluntad es un acto de rebelión y de coraje.
El proceso de salida no transcurre igual para todas las personas, a menudo le contamos primero a las personas que pensamos que nos apoyarán. Yo hablé con mi hermano y con mis amigas porque me sentía segura con elles y luego lo hice con mi mamá y mi papá porque ya sabía que eran muy homofóbicxs.
Hay circunstancias que hacen muy riesgosa la salida, como no tener los recursos económicos para afrontar la expulsión del hogar o que exista la posibilidad de que las personas reaccionen de manera violenta sometiéndonos a intervenciones médicas y religiosas o agrediéndonos físicamente para que cambiemos quienes somos.
En un mundo justo nadie tuviera que pasar por esto, expresar la propia sexualidad no implicaría vergüenza ni pérdida, pero este mundo no lo es. La injusticia es aun más grave si consideramos que la salida del clóset no es algo de una sola vez, sino que hay que hacerlo continuamente porque aunque hayamos enfrentado con nuestros colores a las personas que conocemos, siempre aparecen otras nuevas en los diferentes espacios en que vivimos.
Esta lógica desgasta a cualquiera y puede suceder que después de batallar mucho nos vayamos conformando con pasar sin que nos noten para mantener algún estado de paz engañosa, o que alternemos entre ser visibles por aquí y quedarnos calladxs por allá.
Los ejemplos abundan. Una amistad que no veías hace tiempo te pregunta si te casaste o tienes pareja, y decides mentir diciendo que no para evitar el posible rechazo; en tu trabajo todes saben que tienes un novio y lo conocen, pero te refieres a él como tu amigo; tienes una foto preciosa con tu novia en expresión cariñosa, pero la que publicas en tu perfil es otra donde están más distantes; no corriges a tus amigues de la infancia cuando te llaman por el nombre “masculino” que te pusieron al nacer, pero que no es el tuyo, por temor a perderles; nuestra familia nos pide que no le digamos al abuelo porque ya está “muy viejo para ese disgusto” y acatamos.
La sociedad insiste en mantener sus rígidos esquemas y nos empuja al silencio siempre que puede. Pareciera que el clóset nos persigue con las puertas abiertas dispuesto a encerrarnos de nuevo y se siente como si tuviéramos que salir de ahí una y otra vez.
No hay un librito sobre cómo debe ser la salida. Yo, por ejemplo, a veces necesito un descanso para recargar pilas pero pronto vuelvo a la carga, porque lo bueno es que a medida que camino hacia una vida con dignidad me siento mejor y no quiero existir de otra manera. Cuando salimos nos transformamos y vemos el mundo en full HD.
Quizás has escuchado que usan la expresión como si fuera un insulto “lo que tienes que hacer es salir del clóset”, para chantajear o dañar “te voy a sacar del clóset y todo el mundo se va enterar de que eres tortillera”, o para hacer analogías negativas “ya mostró sus verdaderas intenciones, salió del clóset”; sin embargo la comunidad LGBTIQ+ ha resignificado los procesos que le ha tocado vivir, en el sentido del crecimiento personal y de la lucha contra la opresión patriarcal.
Salir del clóset hoy es fundamental para que llegue el día en que nadie tenga que hacerlo porque finalmente desarmamos la idea de que hay algo mal con nuestras sexualidades e identidades de género. Dar este paso nos hace visibles para unirnos en la lucha por el reconocimiento y garantía de nuestros derechos. Cada persona que deja de esconderse puede convertirse en el referente de otras personas LGBTIQ+ que están reuniendo sus fuerzas para vivir en libertad.
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