20 de marzo
“Sin prisa, pero sin pausa”
31 de marzo
…Y es que hay días que sí y hay otros que me quema el miedo, la duda, el horror, y un@ se pregunta y se preocupa por la fachada (es inevitable), cómo quedará el exterior, porque el interior siempre ha estado amueblado, bien dispuesto. Es mucho el miedo. Sí, mucho. Pero luego entiendes que así tiene que ser, que no hubo derecho al voto, mucho menos elección, que no tienes escapatoria y que al fin y al cabo podemos escapar de cualquier cosa menos de nosotr@s mism@s.
Y es normal que un@ se pregunte si se sostendrá. No es que dude si deba continuar con mi construcción (re-construcción, re-acomodamiento) A fin de cuentas ¿qué otra solución me queda? Es simplemente que hay días…
11 de abril
Tal vez este sea el mejor resultado de todo este camino: una sonrisa, por fin, en mi rostro. #5meses #TodaUnaVida
28 de junio
Me asusto cuando Facebook me dice que tiene un recuerdo mío de hace un año
16 de julio
¡Resistir!
8 de agosto
“No me siento perdida. Es solo que no sé dónde termina el mar que llevo dentro y a veces me ahogo”.
Elvira Sastre
#9meses
16 de septiembre
Esta mañana tocó tapar los espejos.
No quiero ver
No quiero ser
No quiero
No
(Mi situación también es coyuntural)
3 de octubre
Ayer tuve consulta. No voy a explicar la odisea que pasé para llegar desde Guanabacoa hasta 23 y F.
Estoy en la parada. No pasa ni una guagua y la que pasa sigue de largo. Miro el reloj. 10:00 am. La consulta era para las 9. Le saco la mano a un carro y me para. Me acerco, asomo la cabeza por la ventanilla y le pregunto al chofer (señor mayor, unos 60 años, canoso):
-¿Pasa por 10?
-Sí — me responde.
Me monto en el asiento de atrás. El carro se llena. A medida que avanzamos se va vaciando hasta que ya muy cerca de la calle 10 quedamos solos. Yo, mirando por la ventanilla, me entretengo y no me doy cuenta de que ya debo bajarme, cuando de pronto:
-¿Muchacha, tú no te quedabas en 10? -me pregunta el chofer mirándome por el retrovisor.
Y yo:
-Sí…sí — en shock-. Déjeme por aquí.
Cuando me bajo siento una satisfacción inmensa. No sé si el pobre señor veía mal o si es que ya confundo. Lo cierto es que aquel “muchacha” me alegró la mañana que estaba jodida por el transporte.
***
En la consulta fue otra historia. Mientras esperaba mi turno, se voltea una de las otras chicas y me pregunta:
-¿Y tú cómo te llamas?
-Mel
-¿Cómo?
-Mel -le repito
-¿Así sin más nada? ¿Mel solo?
-Mel solo. ¿Qué más tiene que tener? ¿lazos y estrellitas?
9 de octubre

10 de octubre
Para que desde ahora empiecen a irse de mi cuenta mis amigxs activistas y dejen de lastimarme. Para que lo sepan, yo sí busco el cuerpo según el binarismo de género. Sí, voy a caer en esos esquemas anticuados para ti. Digan lo que digan. Ya veo es en vano hablar de empatía y demás. Entonces lo dejo claro. Cada proceso es diferente. ENTIÉNDANLO. No hay un manual para todxs. Espero me dejen tranquila y vayan a hacer activismo insensible y antipático a otra parte.
Es lo que soy y no veo nada malo en ello. Lo que veo mal también lo reprendo, pero eso no quiere decir que vaya a caer en lo mismo. El mundo para ser mundo…. en fin, no voy a seguir. Se me van de mi cuenta todo quien no respete mi proceso, mi género, mi expresión de género y como los he ido construyendo.
***
Soñé con una comunidad empática, sensible. Revolucionaria sí, por supuesto, pero humana, humana ante todo. Soñé…y tuve una pesadilla.
16 de octubre
Día de consulta, valorar resultados y demás.
De ahí parto al Instituto de Endocrinología a sacar turno para mis próximos análisis. Llego y está la misma muchacha de siempre, “la que da los turnos”🙂. Coincidentemente delante de mí hay otra chica trans. Nos saludamos.
Cuando me toca, la muchacha que da los turnos me pregunta para cuándo son los míos. Pensando que se refería para cuándo los quiere la doctora, le respondo que para enero. Segundos después me dice: ¿para el 8 de enero los quieres? Y le respondo que sí. Luego me acuerdo que para esa fecha ya deben estar. Enseguida le digo:
-Ay, no, disculpa, tienen que ser para antes. En enero es que me ve la doctora.
Tira el bolígrafo contra la mesa y se lleva la mano a la boca.
-Mi amor, me dijiste que los análisis te los pusiera para enero- me dice con cara de no haber solución, de por una simple confusión verbal el mundo de pronto se fuera a acabar.
Le rectifico:
-Perdón, pero me dijiste que para cuándo y pensé que me preguntabas para qué fecha debían estar
Resopla
-¡No y ahora imagínate! Si te borro se reinicia el sistema, se me bloquea y nos meteremos horas aquí. ¡Y mira como hay gente esperando!
Ya me empezaba a sentir culpable hasta de lo sucedido en Chernobyl.
-¿Cómo se puede solucionar esto?
-¿No, ahora?- resopla- A esperar ahí hasta que la máquina reaccione. Siéntate…siéntense- mirando al resto de la cola.
-Mira, yo pienso que no hay necesidad de todo esto…
-No, ¿sabes qué es lo que pasa? Que los casitos de ustedes -dice mirándome a mí y a la otra chica- son aparte de los casitos normales.
Me río y le respondo:
-Claramente. Somos anormales.
Miro a la otra chica y prosigo mi risa. Le digo a la de los turnos que no coja lucha con la máquina y el sistema, que me deje para ese día que me puso y así la demora no afecta al resto que espera en la cola, los casitos normales.😉
23 de octubre
Ayer mi compañera de trabajo se fue antes a casa. La habían llamado porque su hija estaba con la presión alta. Esta tarde al llegar al trabajo le he preguntado cómo seguía su hija y me ha dicho que ya está mejor. Se notaba aliviada.
-Es que me preocupo mucho- me ha dicho.
-¡Claro, Fulana, cómo no te vas a preocupar!
-Es que… ¿sabes qué es lo que pasa? -me ha dicho con cierta angustia mientras rodaba en su silla hasta mi buró.
Yo sabía lo que me iba a decir.
Por fin, había llegado el momento que yo llevaba meses esperando.
-No sé si tú sabes, Mel…Mi hija es reasignada.
Independientemente del término que haya utilizado para referirse a su hija, si es correcto o no y de todas las opiniones que puedan haber al respecto, fue un momento que no creo olvidar.
Esa señora de más de sesenta años, empezó a contarme la historia que desde que yo empecé a trabajar en ese lugar, deseaba que me contara. Desde hacía mucho sabía que su hija es trans, pintora, una mujer maravillosa, de aquel grupo de las que fueron operadas en 2008, pero nunca se había dado el momento para que ambas habláramos sobre ello.
Me contó todas las vicisitudes, los problemas que tuvo que enfrentar al lado de su hija, el barrio, la familia, el lugar donde trabajamos compartiendo oficina (Iglesia Católica) y todo lo que implica ser madre de una mujer trans. A pesar de que han pasado más de veinte años desde que su hija inició su transición, me cuenta que fue y sigue siendo duro, que necesitó ir a muchas consultas de psicología; en un principio para lidiar con todo ello y luego para informarse y saber qué responderle a sus vecinos curiosos e intolerantes, aunque ya al final me dijo que no había mejor respuesta para ese tipo de gente que la que dio en una ocasión: es mi hija y si yo no la acepto y apoyo ¿quién?.
Dice que hoy todavía quedan algunos vecinos que, a pesar de los años, le siguen preguntando: ¿y tu hijo? ¿cómo le va?, a lo que ella, al ver que lo hacen por puros deseos de molestar, siempre responde con una amplia sonrisa: ¡De lo más bien, en los Estados Unidos!
La adoro
3 de noviembre
“Domingo día del Señor”
Mis vecinos cristianos han dejado de hablarme.
Me vigilan, voltean la cara,
para no tener que verse
en la pecadora obligación de saludar.
Mis vecinos cristianos pasan mucho trabajo.
Estoy pensando liberarlos de esa carga.
Vigilarlos, voltear la cara
para no tener que verme en la obligación
de obligarlos a un saludo forzado.
Hace un rato venían del culto,
de adorar a su Dios
y han hecho de todo por ignorar mi presencia en los bajos del edificio.
¿Será ese comportamiento porque hoy es exclusivamente el día del Señor?
¿Cuándo será para ellos el día del prójimo?
Mis vecinos cristianos han cambiado…
como yo.
Ya no me saludan.
Mis vecinos poco me importan.
No me dan de comer.
4 de noviembre
Premio César Galeano de Cuento.
Hace un año ganaba este premio al terminar el curso en el Onelio. Hace un año creía que tenía las herramientas necesarias para iniciar mi camino en la literatura, escribir, enviar a concursos, perder y ganar… lo ya consabido.
Hace un año que no escribo.
Justo por estos días decidí emprender otro camino, el camino de llegar a mí, reencontrarme…transformarme.
El cuento se titulaba: “Marpacíficos rojos”, y a pesar de haber ganado hace un año, ni siquiera mi familia lo ha leído. Ni yo, creo. Gracias a él tuve entre mis manos una cifra que jamás he tenido de una vez, un sobrecito con 300 dólares, que muy bien me vinieron, pero que se esfumaron como el mismísimo cuento. No sé dónde lo guardé. Tal vez lo borré. (Hasta en la web que se encargó de la publicación, el cuento quedó mutilado. Solo publicaron, si acaso, dos cuartillas). No sé qué pasó. Tampoco me preocupé.
Hace un año yo no me llamaba así, como dice en el diploma, no veía la vida y la literatura como las percibo hoy. Ha sido un año bien duro, seco, sin motivación, sin deseos de escribir, pero todo lleva su tiempo. Y creo que es tiempo de empezar otra vez.🌺
6 de noviembre

6 de noviembre de 2018: Le escribía a una amiga para decirle que había tomado mi primera dosis, un mes después de haberlas tenido en mis manos y haber salido despavorida sin saber qué hacer con ellas.
Le escribí a mi amiga porque al fin me había decidido y estaba aterrada. ¿Qué pasaría? ¿Me ocurriría algo malo? ¿Cómo reaccionaría mi cuerpo?
Durante este año, ¿qué ha pasado? Pues he visto mi cuerpo y mi rostro transformarse en cámara lenta. Contradictoriamente, pienso que los he obligado a hacerlo en un tiempo récord, puesto que es ya sabido que nacemos y demoramos años en crecer y en desarrollarnos.
Mi cuerpo ha desarrollado dos veces. Ha pasado por dos pubertades. Soy una puberta. Me duelen mis senos, mis adorados limoncitos, signo de estar en crecimiento; mis caderas brotando sin yo misma darme cuenta. Los olores, las emociones, la rabia… todo lo propio de un cuerpo desarrollándose, de una edad difícil.
Hoy 6 de noviembre de 2019: me siento nueva, renacida. Esto para mí es un segundo nacimiento. La persona que soy hoy dista mucho de la de hace un año. El cambio más notorio está a nivel psicológico. Quienes me conocen pre-transición podrán testificar lo difícil que se me hacía relacionarme, ser sociable, hablar en público. Todo ello he conseguido revertirlo gracias a todo este proceso. El proceso de estar empezando a vivir como lo que soy y lo que siempre he sido.
Aprovecho para recordarles algunas cuestiones básicas. Se ha luchado mucho por expresarnos y comportarnos como lo que somos y deseamos como para que haya quienes se empeñen en querer que las personas trans sigan un mismo camino, un manual:
-Hay personas trans que hacen la transición hacia los géneros binarios (Mujer/Hombre).
-Hay personas trans que no se identifican con los géneros binarios…
-Hay personas trans que no se hormonan. Hay personas trans que se hormonan.
-Hay personas trans que consideran que están en el cuerpo equivocado y sufren disforia, así sea como dicen: cultural o social (¿qué sabe nadie?). Hay personas trans que no sienten disforia y están conformes con su cuerpo. (Ser mujer, hombre o no binarie es una condición más allá del cuerpo)
-Hay personas trans heterosexuales, gays, lesbianas, bisexuales, pansexuales, asexuales, demisexuales, etc. Porque la identidad de género es diferente de la orientación sexual.
-Hay personas trans que desean modificaciones corporales y/o de sus genitales. Hay personas trans que no necesitan ninguna modificación.
¿Y todo ello por qué? Porque hay personas trans… Un abanico de posibilidades, válidas todas
Como ya habrán comprobado en publicaciones anteriores, desde hace un año empezaron a suceder muchas cosas en mi vida. Y este que hoy celebro (esperando que alguien me invite a algo -nótese la indirecta), será el primero de muchos años viviendo como la mujer que soy.
Y sí, para aquellas personas que aún no lo saben y para quienes necesitaban confirmarlo: soy una mujer trans …¿y qué?.
Rectifico: soy una mujer y punto.
PD: La foto es mía, la tomé yo. La flor…hubiera preferido fuera un marpacífico, que es mi preferida, pero no encontré en ese momento.
La flor es para todas aquellas personas que me han acompañado durante este año y la petición de que lo sigan haciendo al menos un año más y se unan otrxs.
El texto… muy malo. También es mío. Llevaba días pensando en un buen post para hoy. No creo haberlo conseguido. Espero me perdonen el hecho de que la emoción me puede. Tal vez otro día, ajeno a la fecha, pueda expresar mejor mis sentimientos.
#1año #TRH #Transgirl #transición #transwoman #mujertrans
_
Hace unos días Mel abrió su página en Facebook Querida Diaria. Visítala y transita con ella ese proceso de “construcción y deconstrucción de su identidad”.
Deja una respuesta