Una de las principales preocupaciones sobre las que dialogaron les participantes de la VII Jornada Socio-Teológica: “Identidades Sexuales y de Género no Hegemónicas” el pasado 14 de diciembre, en Matanzas, fue la respuesta del Estado ante el avance del movimiento fundamentalista cristiano en el país.
La responsabilidad regulatoria del Estado laico en el contexto de fortalecimiento de un frente supremacista cristiano, su compromiso con la justicia social y su necesaria articulación con los colectivos de la sociedad civil –antirracistas, feministas, LGBTIQ+, animalistas–, estuvieron entre los temas más debatidos en este evento organizado por Abriendo Brechas de Colores y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba.
Teresa de Jesús Fernández, coordinadora nacional de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales, expresó que “estamos padeciendo una especie de ceguera política en la que no nos estamos dando cuenta de lo peligrosa que es la agenda política de los fundamentalistas en estos momentos. Al punto que han logrado incidir, no sin ciertos coqueteos de otros tipos de fundamentalistas, que evidentemente no aman a la población LGBTIQ, en que se modificara [la Constitución], o que por lo menos se percibiera como que se decía algo nuevo o que se modificaba algo”.
Desde el Estado no solo ha faltado una respuesta clara ante las acciones abiertamente desafiantes de este frente reaccionario –como por ejemplo, la repetida toma del espacio público durante el contexto de reforma constitucional con su campaña “Estoy a favor del Diseño Original” — sino que cedió a sus reclamos transformando el artículo 68 e incluyendo un referendo popular para el Código de Familia que confirma que los derechos humanos son elementales para algunas personas mientras que para otras es necesario someterlos a votación.
La activista Lidia Moreno considera que no hay tiempo para que el Partido y el Estado se conecten, y exhortó a que “comencemos a armar las alianzas desde nosotros, desde la base, los movimientos, porque los grandes cambios vienen de la base hacia arriba”.
Por su parte, Ernesto Teuma, del colectivo La Tizza, está convencido de que “los movimientos cubanos que se propongan luchar contra el fundamentalismo religioso y que lo vean como una amenaza deberán comprender que el Estado funciona, o puede funcionar, a su favor”.
En su análisis destacó que desde los 90 se produjo un debilitamiento del Estado cubano, que en esa época de crisis debió redefinir sus capacidades para controlar la reproducción ideológica y material de la sociedad cubana. En ese contexto se abren espacios que el Estado no puede controlar o regular, fisuras que permiten la aparición de una izquierda más plural pero también de fenómenos como los fundamentalismos religiosos.
De ese período de nuestra historia emergió, según plantea Teuma, una especie de sentimiento antiestatal muy fuerte como reacción a un Estado que había sido extremadamente expansivo; sin embargo, asegura, este sentimiento no puede hacer que olvidemos que constituye un elemento esencial en la lucha y hay que pensar estrategias que lo involucren.
“Creo que la victoria mediática, política, cultural más importante que se pueda lograr en las organizaciones de la sociedad civil es implantar la percepción del fundamentalismo religioso cristiano como una amenaza no solamente a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, a las comunidades LGBTI, a las religiones afrocubanas, sino también contra todo el proceso cubano de los últimos 60 años”.
Acotó además: “no creo que la lucha contra el fundamentalismo sea imposible sin el Estado y sin el Partido, sin embargo, de lograrse ese balance, esa toma de conciencia sobre ese fenómeno como una amenaza, ya sería como la mitad de la pelea porque se abrirían posibilidades en términos materiales y de recursos simbólicos, comunicativos, que permitirían llevar esta guerra cultural a otro nivel”, concluyó.
Debe primar la noción de que esta no es una lucha de algunos colectivos contra el fundamentalismo cristiano, en la que el Estado puede permitirse el rol de observador. Quienes dirigen la estructura estatal tienen que comprender que este movimiento reaccionario ataca directamente el corazón del proyecto social cubano y pretende revertir sus progresos.
Para Adiel García, profesor de Derecho de la Universidad de Matanzas e integrante de la Red de Educadores Populares del CMLK, el fundamentalismo cristiano tiene una conexión con la derecha global, como lo demuestra la entrada triunfal de la Biblia a la casa de gobierno en Bolivia, que cuenta con una agenda que intenta colocarse en el poder.
Insistió en la importancia de la Constitución como espacio de reafirmación formal de un grupo de derechos, no solo para diferentes colectivos, sino que afirman la laicidad del Estado y la libertad religiosa, pero también los límites que debe haber en el ejercicio de ese derecho.
“Creo, enfatizó, que hay que usar las herramientas, las instituciones, los mecanismos de control político, institucional, para [enfrentar] el avance del fundamentalismo religioso”.
Sobre el papel del Estado, comentó que sin él en esta lucha no podemos, porque es un tema que en esencia es político. Añadió que “es una guerra simbólico-cultural pero con un centro político importantísimo por lo que el Estado y la relación con esta institucionalidad es necesaria, sin abandonar el trabajo en las bases populares, el trabajo autogestionado y la concertación de los colectivos y organizaciones que están trabajando”.
Margarita Sánchez de León, teóloga cuir y una de las panelistas de la VII Jornada Socio-Teológica, considera que si bien es cierto que hay un auge de movimientos fundamentalistas en el país, también lo es que ha habido una explosión de nuevos movimientos sociales. “Mi deseo es que el Estado pueda entender que [ustedes] son su posibilidad de fortaleza y de crecimiento”, aseguró.
Para la Reverenda Elder de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, los derechos todavía no se han concluido, y es desde esa no conclusión que tenemos que mirar y actuar, porque si cerramos el canon: constitucional, social, político, del derecho, es en ese momento que entramos en la frontera peligrosa del fundamentalismo.
Este año la Jornada Socio-Teológica: “Identidades Sexuales y de Género no Hegemónicas” estuvo dedicada por segunda ocasión al avance del movimiento supremacista cristiano y reunió a personas interesadas en conocer sobre las características de este frente político reaccionario en Cuba.
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