Carlo de Silas por la Visibilidad Trans: «no esperes que tu realidad cambie, cámbiala»

Foto tomada de la página de Facebook Alma Azul-transgéneros masculinos de Cuba

Para Carlo de Silas Duperet, estudiar Medicina fue una pasión que comenzó temprano y en casa: “Cuando era chiquito -cuenta- mi papá jugaba conmigo a nombrar huesos; me llamaban la atención todas esas ‘piececitas’ que conforman el cuerpo”.

Años más tarde, no solo sacó la carrera en Santiago de Cuba, sino que optó por la especialidad de Psiquiatría que cursa actualmente como residente en el Hospital Psiquiátrico de La Habana.

“Estudié Medicina por curiosidad, porque me atraen los sistemas. Después me puse a estudiar el más abstracto de todos: el cerebro. Ahí comprendí que ese iba a ser mi trabajo. Hasta ese punto yo solo jugaba a saber, aunque en segundo año ya quería ser psiquiatra”, explica.

La etapa universitaria, que para muchísimas personas en procesos de ajuste de sus identidades puede ser muy complicada, para el joven doctor representó una posibilidad de apertura y de permitirle a les demás acercarse a su vida.

Sobre ese período cuenta que aunque estaba dispuesto a seguir en su “burbuja” si no lo aceptaban, no negaría más el acceso. Asegura que sus compañeres, salvo algunas excepciones, respondieron muy bien. “Me iba bien, hice amigos importantes que aunque fueran todofóbicos, me recibían como uno más”. Por su parte, “los profesores [se mostraron]medianamente desconcertados, distantes y ambivalentes, pero centrados en lo suyo”.

“Yo tengo pocas historias realmente cruentas, y ahora ya limadas con el tiempo, recuerdo el día que me presentaron al colectivo de profesionales del hospital, yo no era el único nuevo, así que cada uno se fue parando cuando decían sus nombres, cuando dijeron “la Dra. Silita” -yo me llamo Silita en mi otra vida, jajaja- las personas no sabían dónde buscarla, fue uno de los momentos más desagradables de ese año”.

Cuenta que otra de las experiencias negativas que vivió durante ese tiempo tuvo que ver con su firma: “me pasé dos años sin usar el cuño porque decía ‘Dra.’ y me sancionarían si le quitaba la ‘a’ otra vez”.

Sobre los retos que implica para una persona trans expresar su identidad dentro del Sistema Nacional de Salud, asegura que el primero es sencillamente sobrevivir, a pesar de que estás en “lugares [donde] das por sentado que ellos saben, o deberían de saber mejor que el resto, que ante todo eres una persona”.

Comenta que, quizás como parte de nuestra cultura, “la gente es desmedidamente curiosa y pregunta cosas y miran de formas que te hacen sentir mal. Preguntan cosas como si soy hombre o mujer. Se pierden en si soy un chico gay, soy un signo de interrogación andante supongo”.

“[La gente] se devana el cerebro tratando de entender, hasta los mismos psiquiatras. Cabría resaltar que con el paso del tiempo el personal de salud ya ha visto tantas cosas que dejas de ser trascendente”, comenta.

Precisamente porque en el Sistema Nacional de Salud aún falta mucho conocimiento y sensibilidad en cuanto a las identidades que transgreden los rígidos límites del género, Carlo considera que es importante que las personas expresen esas identidades, “más si es donde vas a pasar como mínimo un tercio de tu vida”.

Cuando me dijeron en Santiago de Cuba que si no ‘suavizaba mi imagen’ no me darían la especialidad, yo estaba dispuesto a no ser psiquiatra si tenía que elegir. Para estar bien, la sincronía de la autoimagen es importantísima y si eso se castra, pierdes el potencial creador de la persona, porque no es feliz. Por eso negarle la oportunidad a un trabajador de la salud de expresar su identidad es hasta iatrogénico para el paciente que atiende”.

Carlo, ¿qué le dirías a las personas trans que sienten vocación por las profesiones vinculadas a la Salud?

“Les diría que cuando uno desea algo, simplemente no hay más opciones. La Medicina -incluidas todas las ramas relacionadas con ella- es la profesión más linda, más limpia, ¡y por supuesto la psiquiatria la mejor de todas!”, bromea.

“Si nos tocó ser de otro modo y cada acto es un reto tanto personal como social, qué más da arriesgarse otra vez y optar por lo quieres. Quién sabe si la vida te sorprende para bien. Y si no te sorprende no esperes que tu realidad cambie, cámbiala tú”.

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