Por Amel Martínez Ramos | “Los varones no juegan de mano”, oran en silencio para sus adentros mientras se apartan de cualquier roce con otro hombre, incluso, de sus propios roces.
La descomposición del cuerpo
Por Amel Martínez Ramos | "...voy quitándome esta vez las capas que me protegieron de tanta quietud hostil."
En defensa de las voces platinadas
Por Amel Martínez Ramos | Todo surgió en la adolescencia cuando en más de tres ocasiones me dijeron que les encantaba mi voz.

