Raquel Suárez Rodés: un ministerio de honestidad y dignidad

La vida de Raquel Suárez, una mujer abiertamente cristiana y lesbiana, ha sido inspiración y fuente de fortaleza para muchísimas personas en Cuba, por eso ayer recibió tantas palabras de agradecimiento durante la liturgia de acción de gracias por su ministerio pastoral, celebrado en la Iglesia Bautista “Ebenezer” de Marianao.

Elaine Saralegui, reverenda de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, confesó que aunque no sabría qué decir le tocaba hablar sobre una arista de la vida de Raquel que no muches conocen, de la que casi no se habla en algunos espacios pero en otros se menciona tanto.

“Ella es todo eso que han dicho aquí: la pastora, la amiga, la que ha acompañado a sus feligreses, pero es también la guerrillera, la luchadora, la persona que ha acompañado nuestros procesos de vida”, dijo.

“Raquel me acompañó en todas las luchas desde que empecé el proceso como mujer cristiana lesbiana, cuando iba al seminario, a su casa. En ese momento yo estaba en un proceso muy difícil con mi madre, con mi familia, un proceso que duró años y fue muy fuerte para mí. Yo siempre iba a la sala de Raquel en el cuartico del seminario y ella me acompañaba, me llevaba frente al mar, me hablaba de Biblia”.

“Cuando decidimos crear ICM –relata- muchas personas no entendieron por qué fundábamos un espacio para acoger a las personas de la comunidad LGBTIQ+ que estaban siendo vulneradas en sus derechos y sufriendo violencia religiosa, pero Raque me dijo: “Elaine, hay que hacerlo, no queda de otra”.

De aquellas conversaciones, Saralegui recuerda cómo Raquel le aseguró: “yo voy a ir a los cultos, pero no quiero ir como pastora sino como feligresa, quiero sentarme en el banco porque yo también necesito ser curada”.

Afirma que la reverenda ha sido siempre un referente para elles por ser una persona digna, honesta y por enseñarles a luchar con la cabeza en alto. “Estamos hoy celebrando tu vida, tu ministerio pastoral, que también es un ministerio para nuestra comunidad, para nuestras luchas, para reclamar derechos y vivir dignamente”.

En su sermón, Kirenia Criado, de la Iglesia de los Amigos Cuáqueros, recordó varios momentos de su vida que han estado unidos fuertemente a los de la reverenda bautista, como cuando trabajaron juntas en el Programa de Mujer y Género del Consejo de Iglesias de Cuba.

“Ya en nuestra formación en el Seminario –asegura– la profesora Clara Ajo, nos había encantado por las lecturas y el pensamiento feminista (…) pero lo difícil fue el desafío de vivirlo en lo cotidiano y acuerparnos como mujeres en estructuras y sociedades patriarcales y, más difícil aún; cómo acompañar a tantas mujeres que por toda la isla, en los talleres que realizamos, nos contaban situaciones de violencia, acoso, discriminación”.

“Luego se sumaron las Jornadas de lucha contra la homofobia y yo, casi siempre de acompañante, fui descubriendo que Cristo sigue transfigurándose. Pero su rostro ya no resplandece como el Sol, sino que se oculta bajo las facciones de todas aquellas personas que sufren y son discriminadas. Que sus vestiduras ya no son blancas como la nieve, ellas tienen los colores del arcoíris y, además, el color indefinido del sudor y del polvo del camino”.

Sin embargo, confiesa que la experiencia más difícil que compartieron, la que la hizo poner muchas veces el rostro en tierra, aterrada, fue “el desafío de cuidar a dos personitas que ya habían sido apodadas: las chichis”.

“Las niñas me desafiaron en mis responsabilidades con el espacio doméstico, con mis conocimientos de la no violencia y la cultura de paz, con mi teología –ellas nos decían a mí y a Raquel: me da mucha pena con ustedes pero yo no creo en Dios– y con hacer de nuestra familia un espacio que alguna señal de Reino pudiera inspirar a quienes se animaban a tener familia como la nuestra”, recuerda.

En sus palabras, Raquel agradeció a la Iglesia Ebenezer y a su congregación, un lugar que, según afirmó, ha sido su sentido de vida, su motivación mayor y su espacio de aprendizaje. Agradeció también a las médicas que la han atendido, a su familia, a sus amigos y amigas, por su apoyo y compañía durante su ministerio pastoral activo, del que ayer se despidió para iniciar otra etapa de su vida.

En la ceremonia participaron personas de diferentes denominaciones como la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, la Primera Iglesia Bautista de Matanzas, la Iglesia Comunidad Bautista Sagrada Familia, e instituciones como el Consejo de Iglesias de Cuba.

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