Foto original tomada de Internet
Tal como anunció en su nota de disculpas la Televisión Cubana, tras las denuncias de varies activistas LGBTIQ+ por la censura de un beso entre dos jóvenes gay, ayer el programa Pensando en 3D, del canal Cubavisión, retransmitió -sin cortes- la película Love, Simon.
Durante el espacio se televisaron además los cortos In a heartbeat y Daniel, ambos sobre las historias de amor entre dos niños y dos adolescentes respectivamente, así como también uno de los spots producidos por el Centro Nacional de Educación Sexual durante el período de reforma constitucional para respaldar la propuesta de matrimonio igualitario y que, hasta donde conozco, no se había publicado en la televisión nacional.
Tanto los audiovisuales, como las declaraciones del subdirector del CENESEX, Manuel Vázquez Seijido, y los mensajes de les presentadorxs del programa estuvieron orientados a la promoción del respeto hacia las personas con identidades sexuales y de género no hegemónicas.
La retransmisión de la película sin más cortes que los originales tiene varias lecturas que me parecen imprescindibles y la primera, sin dudas, es que el activismo LGBTIQ+ tiene una capacidad transformadora innegable a la que el Estado cubano y sus instituciones no son inmunes, al menos ya no pueden serlo.
En segundo lugar, esta experiencia demostró el valor de que el ICRT trabaje en articulación con el CENESEX, una de las instituciones que tienen el encargo social de asesorarle sobre las temáticas relacionadas con la sexualidad, tanto proveyendo especialistas para que comenten sobre un tema, como sugiriendo materiales o revisando los guiones de los programas.
No obstante, en este punto no puedo dejar de decir que me hubiera encantado ver en el programa a Yadiel Cepero, quien fue en definitivas quien colocó la denuncia por la que ayer quizás miles de televidentes (desconcertades) volvieron a ver la misma película de hace unas semanas.
La dinámica por la que en los medios oficiales solo el CENESEX puede hablar de derechos y activismo LGBTIQ+, ANIPLANT de derechos animales, la AHS de talento artístico joven, la FMC de mujeres o la UPEC de periodismo, responde a un modelo de sociedad cerrada y excluyente, que desconoce el valor del trabajo que realizan sus ciudadanes fuera de la estructura estatal, les niega el derecho elemental de expresarse a través de medios que son, en última instancia su propiedad, y les mantiene en un estado de injusta invisibilidad social.
Personalmente siento que a pesar del avance que significó este programa, con sus cortos explícitos y con su beso -les “haters” deben estar rabiando- el tono siguió siendo ambiguo. Nada de términos directos como “gay”, “lesbiana”, “transgénero” o “bisexual” y sí mucha “diversidad” y hasta “preferencias” sexuales.
Me queda además la insatisfacción de que todos los audiovisuales del programa retrataron solamente la homosexualidad masculina. Quedaron fuera, como casi siempre, las mujeres y las personas trans, al menos representades con responsabilidad, digo, porque sé que en el programa anterior pusieron el video Ser de Sol, de Buena Fe y Decemer Bueno, al que, dicho sea de paso, no le cortaron el beso. Pero bueno, es que es taaaan sexy ver a dos mujeres besándose ¿no?
La experiencia con Love, Simon demostró también que el ICRT, como dice la frase, toma caminos que la razón no entiende: junto a la censura de este beso, sabemos que la misma película se transmitió previamente y sin cortes en el Canal Educativo, según aseguró Denisse Hernández en uno de los post de Facebook donde les activistas denunciaron esta situación.
“En el Educativo yo fui quien puso la película a solicitud de un televidente, y efectivamente no quité beso ninguno… No sé qué habrá pasado ahora”, comentó.
Mientras cortan el beso de Félix que todo el mundo esperaba al final de la novela brasileña Rastros de Mentiras, muestran sin problema otro entre dos muchachos que acaban de comprometerse en El coro, del Canal Habana, o en Historia del Cine, de Cubavisión, exhiben una noche cualquiera el clásico estadounidense The Rocky Horror Picture Show.
Entre estos casos hay varios elementos que cambian como la hora de transmisión, el contexto en que salen al aire, el canal que los emite, el espacio donde fueron programados, les directorxs y sus niveles de prejuicio hacia las identidades sexuales y de género no tradicionales.
Sin embargo, hay un elemento común: todos se ubican dentro de la parrilla de programación del ICRT, una institución estatal que responde a los mismos principios de respeto y no discriminación del Estado cubano y su Constitución.
En ese sentido, todas las personas que trabajan allí deben regirse por una misma norma, independientemente de sus propias creencias y posturas personales. Esa norma, además, debe ser clara y conocida no solo por el personal del ICRT sino por toda la ciudadanía, para que a la tentación de cortar besos siempre, siempre le falten ganas.
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