La pareja gay que falta en «El rostro de los días»

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Dachelys Valdés Moreno

Imagen de portada: fotograma de la novela

Voy a contarlo de una vez. No se puede decidir llevar una vida plena ocultando una parte tan importante de ti misma. Mi familia ya lo sabe y aunque a algunos de mis amigos les tomará por sorpresa, espero que me apoyen porque no puedo seguir con la mentira. Yo veo la novela cubana.

Cada lunes, miércoles y viernes en la noche, me acomodo frente al televisor y observo la realidad que han decidido contarnos. ¡Y tengo que confesar que me gusta! La novela emplea un hogar materno como personaje principal alrededor del cual se desarrollan todas las historias y conflictos de la trama.

Uno de mis personajes favoritos es Richard, el dietista del hogar materno, muy comprometido con su trabajo, siempre disponible y atento a cada embarazada, revisando que siguen sus indicaciones para mejorar la salud.

Richard tiene un novio, Lester, con quien vive una relación armoniosa como nunca antes la televisión cubana se había atrevido a representar en una pareja gay. Por si alguien no ha visto la novela, déjenme por favor contarles sobre ellos para que puedan comprender mis alegrías.

Lester y Richard son completamente abiertos con su relación y tanto sus amigos como familia apoyan y celebran la unión de ambos. Lester tiene un hijo pequeño en edad preescolar, Alejandro, resultado de un matrimonio anterior y las escenas donde Alejandro, su mamá, Lester, el padrastro y Richard, almuerzan todos juntos y visitan parques temáticos, son de las imágenes más tiernas de la novela.

Para mí son retratos poderosos porque ayudan a visibilizar la diversidad familiar y formas de paternar en los medios y espacios públicos. Lester y Richard se dan la mano, se abrazan cuando desean y se despiden con besos en la mañana y al regresar Richard del trabajo.

Incluso han llegado a conversar sobre la posibilidad de tener un hijo juntos, como proyecto de pareja y le han preguntado al hijo de Lester cuál nombre le gustaría para su hermanito o hermanita. Ellos son el claro ejemplo de la paternidad responsable y planificada que este producto audiovisual nos quiere mostrar.

Otro personaje que me acerca a esta Cuba diversa y real que tenemos es Laura. Laura y su novia Daniela tienen 34 y 30 años respectivamente y conocieron a Mariana, uno de los personajes centrales, en la consulta de reproducción asistida. Este es el primer hijo de ambas al igual que para Mariana y han compartido juntas en la espera, sus planes y sueños de madres. Laura y Daniela…

No termino de escribir porque mi esposa se me acerca por encima del hombro y me pregunta quiénes son estos personajes. “Laura y Daniela mi amor, la pareja de mujeres de la novela cubana que van a tener un bebé.” “Pero, Dache, esos personajes… no existen.” Y entonces yo salgo del teclado y tomo distancia, observo que me he dejado seducir y que ciertamente ellas no son reales, como tampoco es real lo que acabo de escribir sobre Richard y Lester.

Lo anterior no es la novela cubana de cada lunes, miércoles y viernes. Lo anterior es la novela que me he construido para mí porque aunque Richard y Lester existen en los medios de un país que debatirá un Código de las Familias el próximo año y donde vive una comunidad que ansía, por una vez, que todas las personas tengan las mismas oportunidades de mostrar sus afectos en pantalla lejos de ojos que censuran, hay una agobiante sensación de extrañeza al mirar a dos personas enamoradas mostrando que no se pueden amar, ocultando lo que sienten aunque en el plano estén solo ellas y nadie más. Hay algo que no se siente bien, que no parece real.

Y es que en El Rostro de los Días confluyen vidas contadas desde la superficie, desde la distancia del observador que desea incluir para quedar bien, para que luego no le tilden de que así no son las cosas, que le faltaron etiquetas. Y lo logran, porque la historia de Richard y Lester, la única pareja que no está obligada a concebir, no pasa de ser justo eso: una viñeta de respuesta rápida para salir al paso ante los comentarios de no mostrar vidas cuirs: “Pero si somos inclusivos, ¡hasta una pareja gay tenemos en una novela sobre maternidades!”

Lester y Richard son novios pero nunca usarán esa palabra, ellos transitan por la historia como personajes que existen en un mundo audiovisual que les dice, “existan, pero hasta aquí”; no pasemos esta línea del conservadurismo porque la vida de ustedes no tiene nada que aportar.

Y pudo haber sido diferente, otra realidad pudo haber sido plasmada, sin embargo, los guionistas decidieron que no, que El Rostro de las personas gays necesita maquillaje audiovisual y que solo hay una forma de que encajen en los Días y es, que escondan toda la expresión de su identidad.

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