Son elles quienes nos hacen mejores personas con sus sonrisas, con las batallas ganadas que libran en silencio y no sospechamos, pero sabemos vencen cuando hay más sonrisas que caras tristes. Ayer fue un día para fotografiar algunos de esos rostros que llevan años venciendo batallas y otros que empiezan a andar esos caminos de dudas y reproches, pero también de certezas y encuentro. Ojalá sirvan estas fotos para visibilizar a la comunidad trans y sensibilizar a quienes desde posiciones de privilegio, gozan de derechos pero los niegan a otres por el simple hecho de ser diferentes. Exigir una Ley de identidad de género no puede ser solo una batalla de la comunidad trans, debe ser también una batalla de todes aquelles que creemos en la justicia. Les comparto aquí las fotos y un breve relato de cada protagonista.
#LeyDeIdentidadDeGéneroEnCuba

Aarón Figueredo Armenteros
Aarón tiene 33 años, trabaja copiando series y películas. Su mayor sueño es poder operarse y cambiarse el nombre. Que su carnet de identidad actual lo identifique como mujer le ha traído muchos problemas. “Cuando vives sin felicidad, el sufrimiento es algo de la vida cotidiana”, dice. Lleva tres años con su novia. Otro de sus sueños es casarse con ella. Aarón insiste en que no emigraría si este sueño lo pudiera hacer realidad en Cuba.

Deanris Pérez Pumariega
Deanris a veces prefiere que la llamen Naomi, pero hoy se presentó con el nombre que lleva en su carnet. En sus 25 años ha aprendido que la felicidad es ser libre. Y la libertad es que no haya tabúes ni prejuicios. Ella es una chica trans. Quisiera ayudar más a su familia, tener un trabajo digno donde se respete su identidad. Para ella el novio ideal es un hombre sincero… “de donde crece la palma”, bromea.

París Brown
París es una chica feliz de apenas 21 años. Su madre le celebró los 15 años vestida de muchacha y con álbum de fotos incluido. Fue su madre también quien la ayudó en la transición y la acompañó al Cenesex para iniciar todos los tratamientos oportunos. Ella quiere vivir en una sociedad donde haya igualdad de género y se respeten todas las ideas, aunque no coincidan.

Lexa Rodríguez Pupo
A Lexa le quedan días para entrar en la mayoría de edad. Apenas cumpla sus 18 años, va a iniciar el tratamiento hormonal con la asesoría del Cenesex. Sus padres no entienden lo que le está sucediendo y no pueden acompañarla en esta transición vital. Lexa sabe inglés y francés. Está estudiando coreano y japonés de manera autodidacta. Aún esta indecisa con su nombre: “Todavía no estoy segura de mi nombre, pero me gusta que me llamen Lexa. Quizás en algún momento de la vida me guste que me llamen Valeria”, sonríe, en clara alusión al personaje de Veneno, su serie favorita. Lexa también quiere ser periodista como Valeria.

Victoria Rodríguez Soroa
Victoria tiene 18 años y hace 4 meses empezó la transición después de haberlo intentado en varias ocasiones. Esta vez sí es decisivo: se dio cuenta durante la cuarentena de que si algo valioso existe, es el tiempo. Su mamá la ha apoyado en todo. Su mamá la quiere y punto. Victoria está estudiando Gestión del Capital Humano en Mártires de Girón y está más que feliz. Su felicidad también está en ir transformando su cuerpo mediante intervenciones; eso sí, advierte: “Me siento mujer sin necesidad de tener una vagina. No es algo que voy a incluir en mi proceso de transformación. Yo soy una mujer aunque no tenga vagina».

Kirian Gutiérrez Pérez
Kiriam lleva 44 años con el nombre de su padre en el carnet de identidad. El día que ella nació, su padre la inscribió así a pesar de que su madre quería que se llamara Alejandro. Hasta hoy su madre siempre la ha llamado Alejandro. Bajo la imposición y el cariño, Kiriam se ha vuelto una mujer muy fuerte que lucha por los derechos de una comunidad que continúa siendo ocultada y limitada en sus derechos. No tiene pelos en la lengua, es valiente y sabe amar. Eso la vuelve una mujer infinita que ve la felicidad en su trabajo, en cada recompensa a su lucha diaria en lo social, lo profesional y lo familiar.
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