Hola queride,
El 11 de mayo de 2019, se reunieron en el Parque Central y luego marcharon por todo el Prado de La Habana hasta el Malecón entre 200 y 300 personas LGBTIQ+ y aliadas, en lo que quedó para la historia como la Marcha del 11M.
Para entender el contexto inmediato de esta manifestación tenemos que remontarnos a junio de 2018, cuando la Asamblea Nacional del Poder Popular inició un proceso de reforma constitucional que avanzaría los derechos de la comunidad, como el matrimonio para todas las personas y la proscripción de la discriminación por orientación sexual e identidad de género, pero que también desató un fundamentalismo cristiano de magnitud inesperada.
Seguro la mayoría recuerda los dramáticos eslogans de “Salvemos la familia original” o “La familia como dios la creó: hombre y mujer” que coreaban estos grupos antiderechos en cultos y ayunos, que repetían machaconamente en las redes sociales, y que imprimían en cartelitos para pegar en las puertas de sus casas, negocios, y hasta en el transporte público.
Pasando por encima de diferencias doctrinales, numerosas denominaciones se unieron en una causa común: evitar que las personas LGBTIQ+ ganaran derechos con los que ellos ya contaban. Dirigieron cartas y demandas a la Asamblea e instituciones gubernamentales. Cómo podríamos olvidarlo, si siguieron con la misma cantaleta durante toda la actualización del Código de las Familias que culminó en 2022, y todo parece indicar que continuarán hasta provocar el apocalipsis que auguran.
No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que la presión de las iglesias fundamentalistas en 2018 fue la causa de que la inclusión del matrimonio igualitario (Art. 82) en la Carta Magna se acompañara de la Disposición Transitoria Decimoprimera, que redireccionó la discusión sobre el matrimonio igualitario hacia la actualización del Código de la Familia, que a su vez sería sometido a referendo popular. Una enrevesada maniobra que pretendía frenar la campaña por el “no”.
También es evidente que la cancelación en 2019 de la Conga que cada año realizaba el Cenesex, como parte de las actividades de la Jornada cubana contra la homofobia y la transfobia, fue una acción del gobierno para aplacar a estos grupos antiderechos y no el resultado de las vagas causas que ofreció el Cenesex, porque incluso con la nueva Carta Magna ya aprobada, continuó la campaña contra la “ideología de género”.
Si la sola idea de que tuviéramos derechos puso en acción a las iglesias fundamentalistas y el gobierno cedió a su presión, los activismos, luego de meses de tensión, reaccionaron dejando claro que no se sentarían a esperar que estos poderes decidieran nuestras vidas, que las ideas de carácter religioso no podían dictar el reconocimiento de los derechos humanos, y que su garantía era una responsabilidad del Estado. Diferentes grupos y personas convocaron a una marcha el mismo día 11M en que debió realizarse la Conga cancelada, y en lugar de La Rampa, escogieron el Parque Central, en La Habana.
No recuerdo cómo me llegó la convocatoria en redes sociales para una marcha alternativa, pero es poco probable que procediera de “Miami y Matanzas, respaldada por funcionarios de la embajada de EEUU”, como sostuvo la directora del Cenesex, Mariela Castro Espín, después de ese día.
En realidad, no hacía falta que otras agendas prendieran la llama de la subversión entre las personas LGBTIQ+ y aliadas, pues este disgusto por la cancelación de la Conga, que para muchas personas era un terreno ganado, se sumó a la ansiedad que veníamos acumulando desde el inicio del proceso de reforma constitucional, o incluso desde que las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) y la parametración obstaculizaran y rompieran las vidas de tantas personas LGBTIQ+ en Cuba.
El 11 de mayo llegaron entre 200 y 300 personas al Parque Central, que luego marcharon por el Prado mientras coreaban “Cuba diversa”, “Queremos una Cuba diversa, una Cuba inclusiva”, y alguna vez “No queremos Conga”, hasta que la policía les cortó el paso en el Malecón, cerrando la zona para impidir que más personas se incorporaran a la manifestación. Allí tuvo una lugar una discusión que derivó en una “besada”, y en la policía deteniendo a algunas personas por negarse a detener la marcha. Las montaron en las patrullas, e instaron al resto a subirse a una guagua que les llevaría hasta la Fiesta por la Diversidad organizada por el Cenesex, en el Centro Recreativo José Antonio Echeverría, del Vedado. Esta actividad oficial fue convenientemente reprogramada para que coincidiera con la marcha alternativa, en un claro intento por sabotear la acción en Prado.
En la Marcha del 11M participó un amasijo de gente diversa, con ideas afines o totalmente contrarias sobre el gobierno; personas LGBTIQ+ y aliadas; activistas sin ataduras al Censesex e integrantes de sus redes sociales. Sin embargo, creo que para el activismo independiente, parte del cual prefería no participar en la Jornada ni la Conga debido a su intrumentalización política –en las Congas podían encontrarse los carteles tipo “amor es amor” junto a otros como “Liberen a los 5 héroes”–, una marcha como la del 11M significaba un despliegue colectivo de autonomía.
Pienso que, aunque la Marcha del 11 de mayo fue precipitada y en respuesta a la cancelación de la Conga, fue una negativa a la sumisión y el control de los activismos, y resaltó la marginación y la criminalización del activismo independiente por parte del gobierno.
En el año 2020, en pleno aislamiento social debido a la pandemia de Covid-19, el Foro Debate Virtual: 11M, a un año de la marcha, reunió el esfuerzo y las voces de activistas que se negaban a olvidar el espíritu de aquel día.
El Foro propuso una reflexión sobre lo que se había generado durante ese tiempo en términos de políticas públicas, iniciativas sociales y los retos que persistían para la comunidad sexo-género diversa cubana. Como resultado de ese esfuerzo nació la Plataforma 11M, un colectivo de activistas que el mes siguiente logró convocar un Twitazo por el Código de las Familias, que generó una serie de debates en su canal de Telegram sobre temas de interés para las personas LGBTIQ+, y que dirgió demandas al Estado e instituciones del gobierno como colectivo ante situaciones de discriminación.
Personalmente, desde la distancia de no haber participado en la Marcha 11M y la cercanía de identificarme como activista, el 11M develó una nueva comprensión sobre los activismos LGBTIQ+ en el país. Se hizo más evidente que el activismo insitucional es complaciente con los tiempos, los direccionamientos y las agendas del gobierno, y que el activismo independiente defendería su soberanía asumiendo las consecuencias, aunque en ocasiones le resulte difícil evitar otra instrumentalización, la de la oposición política.
Me hizo más conciente de la necesidad de la autorepresentación, y me impulsó a interrogarme a mí y los colectivos en que participo sobre nuestras motivaciones, objetivos y modos de hacer.
Quizás porque catalizó esa compresión, durante un tiempo sentí la marcha del 11M como una revolución, uno de esos sucesos que se mantienen accesibles en la memoria colectiva en que plantó bandera.
¿Has pensado qué significa la Marcha 11M para ti? ¡Déjame saber en los comentarios!
Mis sugerencias
Así fue el Stonewall de La Habana >> publicado unos días después de la Marcha 11M en la revista Tremenda Nota, en este artículo su director, Maykel González Vivero, nos lleva de la mano por los acontecimientos de ese día.
Ponencias del Foro Debate Virtual: 11M, a un año de la marcha >> les traigo los tres videos que se publicaron en el grupo de Facebook Construyendo una agenda de la diversidad sexual en Cuba, y que contienen las intervenciones de les diferentes activistas. Moderó el espacio Lázaro M. Benítez Díaz.
- Lidia Romero Moreno y Manuel Alejandro Rodríguez Yong
- Jancel Moreno y Norge Espinosa Mendoza
- Ulises Padrón Suárez, Raúl Soublett López y Afibola Sifunola
Mayo en Cuba, redefiniendo el activismo LGBTIQ+ >> en este artículo publicado en la sexta edición de la revista Q de Cuir, Susana Hernández Martín y yo reflexionamos sobre el saldo de los tres eventos más visibles del mes de mayo de 2020: la edición número 13 de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia, el Foro Debate Virtual: 11M, a un año de la marcha, y el Foro Virtual por el Día del Movimiento LGBTI cubano.
Plataforma 11M invita

Las iglesias cristianas siempre ponen problemas cuando se trata de luchar por los derechos LGBTQIA+.Quienes no vivimos del modo en el que el sistema patriarcal esperaría, tenemos que estar más unidxs, mostrarnos poderosxs y proyectar una imagen de fuerza, pero para ello debemos dejar atrás el individualismo exacerbado que ha marcado los últimos años. Debemos organizarnos mejor, al menos de un modo tan eficaz como aquel de la gente que se encuentra todos los fines de semana en sus diferentes templos. En torno a una nueva religión no dogmática, atea/agnóstica (o por lo menos no teísta), feminista, antirracista, ecologista y aliada de LGBTQIA+ lo estaríamos, y podríamos conseguir que se estableciesen comunidades de mujeres, hombres y personas de géneros no binarios en muchos lugares, autogestionadas y con fuertes relaciones de cuidados entre sus integrantes. En el blog infinito5.home.blog escribo sobre ella.
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